miércoles, 24 de mayo de 2017

Reparto vital


Tendría 13 años cuando estudié por primera vez la población mundial, unos 3500 millones de personas. Pasaron unos años sin prestarle mucha atención y cuando volví a tomar consciencia de la población mundial ya íbamos por 5200 millones. Actualmente, estamos en unos 7400 millones y con proyección de llegar a 9500 en el año 2050, o sea, se triplicará la población en el lapso de vida de una persona.
Según el periódico El País, menos de 100 personas acumulan la riqueza de 3500 millones y aumentando, pero el problema no solo es la desigualdad, sino que 896 millones de personas de esos 3500 subsisten con menos de 1,5 € al día. Esta desigualdad solo favorece a las grandes corporaciones, es decir, a las 100 personas que mueven hilos de nuestra economía. Para mantener su nivel de influencia mundial necesitan de los recursos de los demás y la forma más fácil de obtenerlos es manteniendo a su población en la miseria.
Desde el momento en que el ser humano toma consciencia de sí mismo hasta la actualidad, la Humanidad ha experimentado un distanciamiento desgarrador entre colectivos humanos que produce una situación en la cual coexisten personas que preparan el asalto al planeta Marte y otras que viven todavía en la Edad de Piedra. El porqué se llegó a esta situación, quizás sea por la dificultad de globalizar la ciencia hasta la aparición de la imprenta, momento en el que ya estaba implantado el germen del sistema social-político-económico actual y, por lo tanto, la mayor parte del beneficio aportado se repartirá de forma desigual y local, empezando por la actual Alemania y sus alrededores.
El dominio del más fuerte sobre el más débil está arraigado en nuestra sociedad y quizás haya sido esto lo que ha provocado el desgarro en la evolución, el axioma ancestral de no hay para los dos, o mueres tú o muero yo, hizo que el egoísmo predominara hasta hoy y no dejó que el colaboracionismo, a la vista de la abundancia de recursos, prosperara. La diferencia que hay entre las capacidades de las personas debidas a al factor genético es suficiente para explicar la diferencia de civilización entre los que quieren ir a Marte y los que cortan con piedras, con lo que solo el factor ambiental-cultural es capaz de cambiar la situación. La pequeña diferencia entre las personas produce de media un saldo a favor para el más capaz, de forma que, si no se reparte una parte sustancial de esa renta, al cabo de cientos de años se producirá la diferencia de civilizaciones.
Pero, ¿es necesaria esa diferencia desgarradora para que la Ciencia pueda evolucionar? Dicho de otra manera, si las diferencias entre las personas no existieran, ¿serían capaces de sacrificarse por los demás?, ¿sería la curiosidad humana suficiente para evolucionar la ciencia con la rapidez actual? Desde mi punto de vista, con una situación idílica de igualdad total, la evolución científica sería lenta pero incesante, lo cual no sería problema en un mundo sin desigualdades. Esto podría mantenerse mientras los recursos de la Tierra fueran suficientes, pero ¿qué pasaría si no llegaran a ser suficientes? Volveríamos al principio: al axioma ancestral de no hay para los dos, o mueres tú o muero yo, si bien, gracias a la evolución tecnológica, se alargaría la necesidad de recurrir al anterior axioma. Esta circunstancia no para de ocurrir gracias a la diferencia de civilizaciones, el hecho de mantenerla produce más muertos en una parte que en otra. El sistema mundial está montado para que esas 100 personas no mueran y sí lo haga el resto, sin importarles nada más, porque en el fondo se rigen por el axioma ancestral.
La Vida tiene la necesidad de energía constante para mantener el nivel de ordenación y equilibrio que nos da la estabilidad e incluso la mejora, pero el reparto lo hacen, actualmente, el club de los 100 y aunque estos ven el mundo globalmente y los más pobres localmente, se trata de lo mismo.
Veamos la siguiente Línea de necesidades:



        0: No tienes nada, luego mueres. Sin aire tardarías minutos en morir.
        1: Tienes aire, pero no agua. Tardarías días en morir.
        2: Tienes agua pero no comida. Tardarías aproximadamente un mes en morir.
        3: Tienes comida, pero vives en Siberia o en el Sahara. Tardarías segundos en morir congelado u horas asado por el sol.
        4: Tienes algún sitio para resguardarte o vives en algún lugar benigno. Podrías tardar años en morir.
                    4.1: Tienes homeostasis, cierto descanso y sexo.
                                4.1.1: Tienes capacidad parar dilatar en el tiempo todo lo anterior.
                                4.1.2:  Tienes capacidad parar dilatar en el tiempo todo lo anterior y te sobra tiempo.
                                                   4.1.2.1: Tienes capacidad para las relaciones humanas no sexuales.
                                                            4.1.2.1.1: Tienes el reconocimiento de los demás y confianza en ti mismo.
                                                                         4.1.2.1.1.1: Tienes creatividad, escala de valores y transcendencia.



¿Dónde ponemos el mínimo que una persona tendría que tener solo por nacer? La respuesta, en principio, dependerá mucho de en qué país nazca esa persona, no es lo mismo nacer en Burkina Faso que en Suiza. ¿Podrías tener hasta el 4.1.2.1.1.1 en cualquiera de los dos países? Sí, la diferencia está en que a partir del 4.1.2 en un país solo necesitas una fogata y la palabra y en el otro, dinero. ¿Cuánto? Pues el cruce de la línea que va desde el sistema socialista más humano hasta el sistema capitalista, donde las necesidades humanas están en un segundo plano, con la línea que representa el nivel de diferencial entre colectivos humanos  que exista en ese momento, nos mostrará el mínimo al que se tendrá derecho solo por nacer.