Tendría 13 años cuando estudié por primera vez la
población mundial, unos 3500 millones de personas.
Pasaron unos años sin prestarle mucha atención y cuando volví a tomar
consciencia de la población mundial ya íbamos por 5200 millones. Actualmente,
estamos en unos 7400 millones y con proyección de llegar a 9500 en el año 2050,
o sea,
se triplicará la población en el lapso de vida de una persona.
Según el periódico El
País, menos de 100 personas acumulan la riqueza de 3500 millones y
aumentando, pero el problema no solo es la desigualdad, sino que 896 millones de
personas de esos 3500 subsisten con menos de 1,5 € al día. Esta desigualdad
solo favorece a las grandes corporaciones, es decir, a las 100 personas que
mueven hilos de nuestra economía. Para mantener su nivel de influencia mundial
necesitan de los recursos de los demás y la forma más fácil de obtenerlos es
manteniendo a su población en la miseria.
Desde el momento en que el ser humano toma consciencia de
sí mismo hasta la actualidad, la Humanidad ha experimentado un distanciamiento
desgarrador entre colectivos humanos que produce una situación en la cual
coexisten personas que preparan el asalto al planeta Marte y otras que viven
todavía en la Edad de Piedra. El porqué se llegó a esta situación, quizás sea
por la dificultad de globalizar la ciencia hasta la aparición de la imprenta,
momento en el que ya estaba implantado el germen del sistema
social-político-económico actual y, por lo tanto, la mayor parte del beneficio
aportado se repartirá de forma desigual y local, empezando por la actual
Alemania y sus alrededores.
El dominio del más fuerte sobre el más débil está
arraigado en nuestra sociedad y quizás haya sido esto lo que ha provocado el
desgarro en la evolución, el axioma ancestral de no hay para los dos, o mueres tú o muero yo, hizo que el egoísmo predominara
hasta hoy y no dejó que el colaboracionismo, a la vista de la abundancia de
recursos, prosperara. La diferencia que hay entre las capacidades de las personas
debidas a al factor genético es suficiente para explicar la diferencia de
civilización entre los que quieren ir a Marte y los que cortan con piedras, con
lo que solo el factor ambiental-cultural es capaz de cambiar la situación. La
pequeña diferencia entre las personas produce de media un saldo a favor para el
más capaz, de forma que, si no se reparte una parte sustancial de esa renta, al
cabo de cientos de años se producirá la diferencia de civilizaciones.
Pero, ¿es necesaria esa diferencia desgarradora para que
la Ciencia pueda evolucionar? Dicho de otra manera, si las diferencias entre
las personas no existieran, ¿serían capaces de sacrificarse por los demás?,
¿sería la curiosidad humana suficiente para evolucionar la ciencia con la
rapidez actual? Desde mi punto de vista, con una situación idílica de igualdad
total, la evolución científica sería lenta pero incesante, lo cual no sería
problema en un mundo sin desigualdades. Esto podría mantenerse mientras los
recursos de la Tierra fueran suficientes, pero ¿qué pasaría si no llegaran a
ser suficientes? Volveríamos al principio: al axioma ancestral de no hay para los dos, o mueres tú o muero yo,
si bien, gracias a la evolución tecnológica, se alargaría la necesidad de
recurrir al anterior axioma. Esta circunstancia no para de ocurrir gracias a la
diferencia de civilizaciones, el hecho de mantenerla produce más muertos en una
parte que en otra. El sistema mundial está montado para que esas 100 personas
no mueran y sí lo haga el resto, sin importarles nada más, porque en el fondo
se rigen por el axioma ancestral.
La Vida tiene la necesidad de energía constante para
mantener el nivel de ordenación y equilibrio que nos da la estabilidad e
incluso la mejora, pero el reparto lo hacen, actualmente, el club de los 100 y aunque estos ven el
mundo globalmente y los más pobres localmente, se trata de lo mismo.
Veamos la siguiente Línea de necesidades:
0: No tienes nada, luego mueres. Sin aire tardarías minutos
en morir.
1: Tienes aire, pero no agua. Tardarías días en morir.
2: Tienes agua pero no comida. Tardarías aproximadamente un
mes en morir.
3: Tienes comida, pero vives en Siberia o en el Sahara. Tardarías
segundos en morir congelado u horas asado por el sol.
4: Tienes algún sitio para resguardarte o vives en algún
lugar benigno. Podrías tardar años en morir.
4.1: Tienes
homeostasis, cierto descanso y sexo.
4.1.1:
Tienes capacidad parar dilatar en el tiempo todo lo anterior.
4.1.2: Tienes capacidad parar dilatar en el tiempo
todo lo anterior y te sobra tiempo.
4.1.2.1:
Tienes capacidad para las relaciones humanas no sexuales.
4.1.2.1.1:
Tienes el reconocimiento de los demás y confianza en ti mismo.
4.1.2.1.1.1:
Tienes creatividad, escala de valores y transcendencia.
¿Dónde ponemos el mínimo que una persona tendría que tener
solo por nacer? La respuesta, en principio, dependerá mucho de en qué país
nazca esa persona, no es lo mismo nacer en Burkina Faso que en Suiza. ¿Podrías
tener hasta el 4.1.2.1.1.1 en cualquiera de los dos países? Sí, la diferencia
está en que a partir del 4.1.2 en un país solo necesitas una fogata y la
palabra y en el otro, dinero. ¿Cuánto? Pues el cruce de la línea que va desde
el sistema socialista más humano hasta el sistema capitalista, donde las
necesidades humanas están en un segundo plano, con la línea que representa el
nivel de diferencial entre colectivos humanos que exista en ese momento, nos mostrará el
mínimo al que se tendrá derecho solo por nacer.