domingo, 19 de agosto de 2018

Inteligencia artificial (IA)

Un niño de 2 años se acerca a un barranco, inevitablemente, si quiere seguir, nada en su mente le hará parar. Solo las enseñanzas de su ambiente harán que, sin probarlo, vea un posible futuro que no le guste y pare por sí solo. Morir no es una preocupación de una persona hasta que es capaz de tener una relación suficiente como para no querer perderla y perder dicha relación.

La conciencia no es digital y aparece poco a poco mientras nuestro cerebro va aprendiendo qué es lo que ocurrirá cuando pase algo. Aprender (significativamente) nos irá dando conciencia, aprenderemos qué es real y qué es irreal, qué es verdad y qué es mentira, qué es bueno y qué es malo, todo ello de forma subjetiva, en función de las experiencias únicas que cada humano vivimos.

En este sentido, podríamos hablar de una conciencia social porque la sociedad ha aprendido que ciertas pautas le llevan a una situación que no quiere, pero claro eso depende del conocimiento y consecuencia de lo aprendido por cada una de las personas que la componen, de ahí que los medios para informar y que aprendan las personas sean codiciadas por los que gobiernan.

Entonces, tenemos claro que tener almacenada en algún sitio mucha información, por ejemplo en la memoria, no nos hace concientes. Cuando hablo de aprender significativamente, es aprender de modo relacional, como parte de un todo. Cuanto más puedas abarcar en la relaciones que tiene lo aprendido con el Universo, más conciente serás.

Descubrir cómo nuestro cerebro aprende es uno de los siguientes retos. Cómo cambia nuestro cerebro fisico-químicamente cuando un estímulo nos llega, le prestamos atención, lo retenemos y lo relacionamos con el todo.

Nuestro cerebro, aunque su unidad organizada más famosa sea la neurona, no solo es esta la que da la multidimensionalidad a la conciencia, sino cada una de las partículas que componen el cerebro, siendo la neurona un nivel más de organización macroscópica. La conciencia no reside en las neuronas, si no en cómo se organizan las partículas que animan la neurona.

Las redes neuronales no podrán imitar nunca a un humano, no podrán se concientes, no podrán saber nunca si aman o son amadas y sus consecuencias. Para conseguirlo, tendrán que bajar al nivel partículas, su organización y ensamblaje. Esto es absolutamente imposible con la tecnología actual, basada en ceros y unos, ya que las partículas pueden tener más estados.

La IA actual trabaja en una capa por encima de la que trabaja nuestro cerebro, o sea, es como si programáramos en lenguaje C y nos olvidáramos de los ceros y unos, y no porque no sepamos, si no porque la tecnología que podrá trabajar en la capa más básica de nuestro cerebro, todavía no existe. La tecnología de computación cuántica está en sus comienzos, con lo que todavía quedan algunos años para que se pueda simular la evolución de una molécula compleja, no digamos de una neurona.

Por ahora, la IA actual solo nos brindará procesos lógicos y creatividad "random". Ya es capaz de aprender, evaluar y ejecutar acciones inteligentes, pero sin saber por qué lo hace. Los buscadores aprenden cuáles son nuestros intereses, las neveras saben qué tienen que comprar, los coches saben por dónde y hacia dónde ir, pero no saben que son máquinas y para qué lo hacen. La IA actual y futura inmediata, hará la mayoría de los procesos que hacemos nosotros, pero no esperemos que sea conciente de sus hechos, no podrá decidir sobre sí misma algo no programado, porque no sabe que existe. Se podrá llegar a conciencias de animales como pequeños mamíferos, pero la inmensa cantidad de partículas y sus relaciones que hay en un humano solo se conseguirá con la capacidad de la computación cuántica en etapas avanzadas de su desarrollo. La inteligencia artificial es ya una realidad, no así la inteligencia artificial conciente.