jueves, 18 de enero de 2018

El mecanismo del botijo

Lo primero será definir lo que es un botijo:

Este elemento es un recipiente de barro redondeado y cerrado que tiene un asa para sujetar, una boca para llenar de agua y un pitorro (salida del agua estrecha con la función de que el caudal de agua que salga por él y que caiga directamente en la boca, se pueda tragar continuamente, mientras tengas sed, sin que rebose en la boca). Tiene como meta enfriar el agua de su interior, sin enchufe. Se suele usar en sitios calurosos y poco húmedos, donde la temperatura ambiente puede llegar a más de 40º. Adopta numerosos nombres, aparte de este, dependiendo del lugar de la Tierra donde te lo encuentres.

Mecanismo: el barro con el que se fabrica no es completamente impermeable, por lo que transpira (suda) una porción de agua, que al evaporarse enfría las paredes de este y, por contacto, también el agua del interior.

Explicación:  el barro es algo poroso, con lo que el agua traspasa la pared del botijo y humedece toda la superficie exterior. En la superficie del agua que está mojando el botijo por fuera, hay moléculas que están enlazadas, por un lado, a otras moléculas y por otro a nada, ya que lo que hay es aire. El calor hace que se muevan, empujándose unas a otras, y puede pasar, que de un empujón, la molécula que está en la superfície salga disparada. Si esto pasa, ocurrirán dos cosas importantes, una, que me quedo sin parte del agua que había en el botijo, dos y más importante para este caso, es que la molécula perdida se lleva con ella parte del calor que había en el botijo.

Si el calor (empujones de las moléculas) del agua que está dentro del botijo es mayor que el de la superficie de fuera (liberado con las moléculas que salen disparadas),  este se traspasará a la superficie, haciendo que el calor se tienda a igualar, así seguirán escapándose moléculas y con ellas más calor, entrando en un bucle que, mientras haya agua dentro del botijo, la irá enfriando.

No terminará enfriando a temperaturas bajo cero por dos motivos, una porque se evaporará todo el agua antes y otra porque este bucle tiene que luchar no solo con el calor del botijo, sino también,  con el que el ambiente le va trasmitiendo.

No aconsejo llenar el botijo con otro tipo de líquido ya que las propiedades son distintas a la del agua y posiblemente no funcionaría, por otro lado, lo impregnaría de sabor prácticamente imposible de quitar.

Para echarlo a andar desde nuevo, hay que llenarlo de agua, dejarlo "sudar" unas horas y cambiarle el agua.

Como conclusión, podríamos decir que los botijos son pequeños refrigeradores unplug. Las formas usuales de los botijos son las óptimas para llegar a un buen equilibrio entre la mayor capacidad posible y la mayor superficie posible, que nos permitiría enfriar mucho más, pero perderíamos el agua rápidamente.

Este mecanismo es el que utilizan los perros con la saliva, cuando se acaloran respiran muy rápido y poco profundo, porque lo que buscan es evaporar la saliva de su boca, más concretamente, de su lengua. La lengua se enfría y, por consiguiente, la sangre que la va rellenando, refrigera el resto del cuerpo.

Los bomberos utilizan el agua para enfriar, entre otras cosas. Por ejemplo, para bajar la temperatura a los rescoldos de un incendio y que no pueda iniciar más fuego.

El cuerpo humano para enfriarse, utiliza el sudor, somos como un botijo.

Si en el aire hay tantas moléculas de agua con calor (se empujan mucho) que tal como sale una disparada de tu superficie, vuelve otra, o sea, no hay sitio para que salgan disparadas, entonces no se produciría refrigeración y pasaríamos calor (el botijo no refrigera prácticamente). Esto es lo que ocurre en los ambientes tropicales, que son muy húmedos y con mucho calor. Es una sensación de agobio ya que no podemos refrigerarnos. Estaríamos empapados incluso sin sudar.

Ahora bien, si el ambiente es húmedo -como el anterior- pero frío, o sea, las moléculas se empujan poco y no hay hueco para salir, el problema que tendríamos sería que, si bien no se suda, la humedad nos empaparía y refrigeraría aunque no lo necesitáramos (el botijo no refrigera prácticamente, lo enfría el ambiente). Es una sensación de no poder quitarte el frío de encima ya que es como si estuviéramos sudando constantemente aunque no lo necesitáramos.

En un ambiente seco y frío no necesitamos sudar y como no hay humedad (el botijo enfría, pero poco), el frío se nos quitará con relativa facilidad. Es una sensación regulable con ropa.

Cuando hay poca humedad pero mucho calor, se suda mucho pero se evapora rápido (el botijo está a pleno rendimiento mientras el calor no sea demasiado intenso). Es el sudor el que regula, pero como no dé a basto, te puede dar sensación de quemar.

Así, el clima mejor es el templado con humedad media, que es el que se da, por ejemplo, en Málaga, donde la temperatura no suele pasar de 36º C ni bajar de 10º C y una humedad relativa que no suele bajar del 20% ni subir del 70%.

En el mar también se da el efecto botijo, es por ello que la temperatura del agua suele estar más fría que la ambiental, salvo que baje bastante la temperatura ambiental. Hay que tener en cuenta que la temperatura ambiental puede cambiar mucho más bruscamente que la del mar (y también del agua del botijo) debido al gran calor específico que tiene el agua. Al ser tantas las moléculas que son empujadas de la superficie del mar hacia la atmósfera, terminan juntándose unas con otras, creándose gotitas, que a su vez, formarán las nubes.

Cuando ponemos a secar la ropa lavada, también actua el mecanismo del botijo: por un lado, enfría la ropa y, por otro, se nos seca, aunque cuando hay humedad, le cuesta secarse.

Cuando nos duchamos o mojamos, sentimos el mecanismo de un botijo en nuestras propias carnes y como no nos sequemos con algo, nos irá quitando calor del cuerpo. 

Las plantas tienen que llevar la savia bruta de las raíces hasta las hojas y en el proceso intervienen varios fundamentos físicos, entre ellos, el mecanismo del botijo. Las hojas transpiran agua a su superficie y la evaporación, además de refrigerar las hojas, produce una pequeña depresión que tira de la savia hacia arriba por los vasos de la planta. Si os habéis fijado, en los desiertos, las plantas no son altas, ya que no pueden permitirse el lujo de transpirar agua y, por lo tanto, además de por otras causas, no pueden crecer a lo alto.

En fin, quería romper una lanza en favor del que inventó el botijo. Su mecanismo, con todo lo simple que es, la mayoría de los seres vivos no podríamos vivir sin él.

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