Cuando idearon los protocolos de internet (IP), allá por la década de los
70, no pensaron que pocas décadas después miles de millones de máquinas los
utilizarían.
La RED son todas las máquinas, desde una nevera a un superordenador, que tienen
información que ofrecer o necesitan de otras máquinas para ofrecerla y que
están conectadas unas con otras por medio de cables, wifi, bluetooth,
infrarrojos, etc., de forma que todas podrían tener acceso a las demás. Cada
una tiene una dirección (IP) adonde las otras máquinas saben que tienen que
mandar la información si quieren que le llegue.
Pero tú con tu información haces lo que quieras, puedes tenerla para que
toda máquina que mire la vea o, igual, quieres que no accedan a ella. En este
caso, o bien te desconectas o pones una puerta. En realidad, quizás sea mejor
hacer una "casa" con todas las máquinas que tienes y poner una puerta
para todas. Lo que pasa es que en una casa hay ventanas, rendijas, puerta de
atrás, chimeneas, etc., por donde pueden entrar a mirar tu información sin que
te enteres.
La puerta de tu casa es normalmente el router, un aparato que, bien
configurado, deja entrar solo a quien tú quieres. Si puedes conectar tus
aparatos por cable, mejor; si es por wifi, pon una buena contraseña, o sea, que
contenga mayúsculas y minúsculas, números, letras, algún símbolo y que tenga 8
caracteres mínimo sin significado.
La mayoría de las personas no conocen su casa cibernética y, sin darse
cuenta, deja la puerta abierta, no pone rejilla en la chimenea o no ajusta las
rendijas, etc., con lo que su información está fácilmente visitable. Los
aparatos suelen tener un software configurable y algunos van de independientes
y abren puertas y ventanas, sin que te des cuenta, al activar alguna opción.
Pueden, incluso, activar la cámara y el micrófono sin darte cuenta. Así que,
por un lado, si el aparato tiene posibilidad de poner una contraseña de
acceso (muy recomendable en sistemas operativos), hazlo. Por otro lado,
no toques configuración que no controles, deja la de fábrica.
Otros que conocen su casa y que cierran todos los huecos por donde pueden
colarse, cuando alguien llama a la puerta ofreciéndote algo irrechazable y le
dejas entrar, estás cometiendo un acto de confianza y, claro, te pueden engañar
con el lobo vestido de caperucita. Incluso otras veces es uno mismo el que lo
llama. Como ejemplo, Google te da muchos servicios que parecen gratis. Lo que
estamos haciendo es poner nuestra información privada en sus manos, pero… ¡es
que lo que nos ofrece es irrechazable! (Ironía).
Claro, que realmente, en la mayoría de las casas no hay mucha información
valiosa, con lo que teniendo cuidado de cerrar todo bien, no tienen por qué
intentar entrar, pero si se lo pones fácil, lo harán igual que si te dejas el
coche abierto: no se llevarán nada, pero pueden hacer un destrozo.
Ahora bien, si tu información es valiosa, probablemente haya gente que la
quiera y no quiera pagar por ella. En ese caso, los métodos para entrar en tu
casa serán más profesionales. Intentarán engañarte, ofrecerte caramelos con
virus y gusanos, esperarán a que cometas el fallo de dejar algo abierto,
engañarán a tu familia y amigos y si todo esto no funciona, podrían entrar forzando
la cerradura. Los engaños son múltiples, pero uno típico es mandarte un correo
electrónico en donde se hacen pasar por una compañía de confianza pidiéndote
datos que la compañía nunca te pediría por correo electrónico. O que te ha
tocado un gran premio y para mandártelo te piden los datos. También, te pueden
mandar imágenes u otros archivos que puedes confundir con archivos que querías
recibir y que están infectados de virus, gusanos, troyanos, etc. que harán tu
aparato impracticable. Puede pasar que infecten a alguno de tus listas de
contactos y este te infectará porque confías en él y abrirás cualquier archivo
que te mande.
Quizás a ti personalmente no te vaya a ocurrir nada, pero cuando tu
ordenador sea secuestrado, o se borre tu disco duro, o se convierta en una
tortuga, o tus fotos y vídeos más íntimos sean publicados, o lo que es peor,
caigan en manos de pederastas, te darás cuenta de lo problemática que es la
situación.
Entonces, como resumen, no hay que obsesionarse con la seguridad si no
tienes información valiosa más allá de unas fotos o vídeos por los que alguien
pudiera hacer el esfuerzo de entrar en tu casa sin que te des cuenta; y si sí
tienes información valiosa, no la publicites (por ejemplo, no des pistas en las
redes sociales).
Pero puedes acostumbrarte a:
- Desconectar el aparato de la red
mientras no la necesites.
- Poner contraseñas de calidad donde
sea posible.
- No entrar en ninguna página en la que
no confíes.
- Mantener actualizados los sistemas
operativos.
- Mirar bien (antes de abrirlo) si el
archivo que te han mandado es el que tú querías recibir.
- No dar datos personales a nadie que
te lo pida, cuando tú necesites algo ya lo buscarás.
- Cuidado con los pendrives
que se utilizan en diferentes aparatos.
Y si puedes permitírtelo y no sabes hacerlo tú:
- Busca a alguien que te configure el
router.
- Instala algún antivirus que
detecte virus, gusanos, spyware,
troyanos, ransomware, etc.,
- Instala programas originales.
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