domingo, 18 de marzo de 2018

Digitalización

Probablemente sea verdad eso que dicen de que después de cada puerta que abre la ciencia, aparecen muchas más por descubrir, pero ya están tan lejos de la gente y son de naturaleza tan básica que cuando se implementa un invento basado en ello, afecta a la mayoría de las personas de forma profunda. Por ejemplo, cuando se inventó la rueda, hubo un gran salto en la civilización, porque se aumenta en mucho la productividad, pero solo afecta al modus vivendi. Mientras que la secuenciación de nucleótidos del genoma humano derivará en un cambio del propio ser.

Uno de los descubrimientos más importantes, si no el que más, ha sido el de la naturaleza atómica de la materia que desembocaría hacia 1970 en el modelo estándar de la física de partículas, porque nos ha abierto la puerta hacia la tecnología actual. El desarrollo de la electrónica fue en paralelo con el desarrollo del Álgebra de Boole y allá por 1937 fue cuando se conocieron y formaron pareja, dando lugar al comienzo de la computación.

Por un lado, ceros y unos y, por otro, cosas que pueden dejar pasar la electricidad o no. Traducido a información, un bit es la representación del 0 o el 1 que tú le quieras dar, por ejemplo: 1 estar en una habitación, 0 no estar; 1 comenzar, 0 parar; 1 abre grifo, 0 cierra grifo. Claro, que el Universo no es tan simple y para definir cuestiones más complejas se echa mano de más bits, por ejemplo: 10 abre el grifo de Moscatel, 11 abre el grifo de Pedro Ximénez, 00 cierra el grifo de Moscatel, 01 cierra el grifo de Pedro Ximénez.

Actualmente, a un conjunto de 8 bits se le llama byte, con lo que por cada byte hay 256 combinaciones diferentes de ceros y unos, así que, por ejemplo, podríamos diferenciar 256 colores distintos. Con 16 bits podríamos tener 65 536 colores distintos y con 32 bits 4 294 967 296 colores diferentes. El humano es capaz de percibir alrededor de 1 000 000 de colores distintos, por lo cual con 4295 millones tenemos para representar, con creces, los colores que podemos ver.

Podemos definir cualquier cosa, no solo los colores. Por ejemplo, una foto, un vídeo, un sonido, etc. y, claro, no es lo mismo definir una foto de 10x12 dividiéndola en 120 trozos, que en 600 millones de trozos. Cada trozo solo puede tener un color, un brillo, un contraste, etc., con lo que con 120 trozos no se pueden hacer representaciones muy fidedignas. Sin embargo, con 600 millones de trozos, si tenemos en cuenta que en un centímetro cuadrado de piel hay aproximadamente 5 millones de células, podríamos representar 120 cm cuadrados de piel casi célula a célula. Es más, si pudiéramos dividir la foto en 25 200 millones de trocitos podríamos representar cada molécula de los 120 cm cuadrados de piel.

Esto sería estupendo, pero las mayores resoluciones de pantallas de las que se pueden comprar, para poder ver la foto son de, aproximadamente,  3131 trocitos cada cm cuadrados, o sea, como si dividiéramos la foto anterior en 375 720 cachitos, muy lejos de representar célula a célula y no digamos molécula a molécula.

Por otro lado, tenemos otros dos escollos: el sistema con el que interpretamos la realidad también tiene que tener la resolución deseada y los ordenadores tienen que poder gestionar la cantidad de ceros y unos que se necesitan para cada una de las propiedades de los cachitos.

La resolución de esta foto es aproximadamente 353 000 millones de cachitos, pero la superficie que representa es tan grande que no cabe ni a un cachito por centímetro cuadrado real.

Para poder mostrar la representación bidimensional de la realidad, deberíamos determinar cada fotón emitido o rebotado de lo que queramos captar, ya hay tecnología para ello: cámaras con 3200 megapixels, y teniendo en cuenta que, según el doctor Roger Clark, el ojo humano tiene 576 megapixels, ya no se podría distinguir una foto analógica, con carrete, de una digital.

Pero hemos dicho que un ordenador con la capacidad suficiente, podría digitalizar cualquier cosa, incluso un cerebro, eso sí, otra cosa es reproducirlo. La tecnología cuántica en los ordenadores nos llevará a límites insospechados y podremos, por fin, teletransportarnos por la red. También puede pasar que seamos algo más que materia y entonces no podamos, al no ser capaces de digitalizar el ¿espíritu?

No hay comentarios:

Publicar un comentario